19.12.10

Aprovechemos estas pascuas para dejar conductas egocéntricas

El egocentrismo cerebral
Aprovechemos estas pascuas para dejar conductas egocéntricas

Escrito por: JOSÉ SILIÉ RUIZ
Al finalizar el año, independientemente de nuestros puntos de vista filosóficos y religiosos, tal vez sea por nuestro invierno, o porque al final de año reflexionamos sobre lo hecho o lo por hacer para el año que se acerca, se nos ocurre compartir con ustedes estos juicios.

"El egocentrismo, es una orientación del espíritu... que aparece en los comienzos del desarrollo intelectual del individuo, y que subsiste en los adultos en todas las circunstancias en que se hallan al arbitrio de sus actitudes espontáneas, ingenuas y, por consiguiente, infantiles en pensamiento", conforme los juicios del psicólogo Jean Piaget.

La definición no puede ser más sabia, es una actitud, es una conducta derivada de nuestros años infantiles, no podemos olvidar que el niño siempre quiere sus juguetes y el de sus amiguitos, todos para él. ¿Estará esta condición conectada con el desarrollo del hombre, derivada de nuestra evolución a partir de nuestro antecesor antropoide?

Ha sido el humano el ente biológico que más ha evolucionado sobre el globo.

En ocasiones ante las evidencias de la dolorosa e insensible actualidad, asentimos que la indolente modernidad nos arrastra hacia esa conducta egoísta, o tal vez esté asociada esa conducta bizarra a un desarrollo defectuoso del propio "espíritu" humano, como mencionó Piaget.

Eso de envejecer lleva apareado una serie de condiciones que requieren de solidaridad y lo logramos. ¿Por qué cambiamos? ¿Cuál será la causa de la fraternidad, opuesta al egocentrismo de años infantiles?

La razón neurológica, ¿dónde radica, aparte de la explicación psicodinámica, consecuencia de los cambios de la personalidad al madurar, que los psiquiatras pueden hablarnos con más propiedad? ¿Cuál es la explicación de los cambios de las emociones? ¿Cómo se logra cambiar del máximo individualismo del egocéntrico, a la comprensión y mansedumbre que dan los años? ¿Cómo lo alcanza? ¿Qué sucede en su discernimiento?

Todo radica en unas estructuras en lo profundo de nuestros cerebros, son las amígdalas cerebrales, unas estructuras que son en verdad las que nos preparan para la lucha o para la huida en caso de peligro, son ellas, esas dos almendras, las responsables en gran medida de nuestro comportamiento animal, en razón de que se relacionan a nuestra propia protección, lo que de manera lógica, en exceso produce conductas egoístas, relacionado todo con la herencia, el aprendizaje, los ejemplos y las capacidades de cada individuo.

El exclusivismo, la intolerancia, se pueden convertir en las más abominables de las inferioridades.

Son esos espíritus angostos, incapaces de dar ni los buenos días, únicamente actúan para beneficio propio, solamente consideran su propia naturaleza, sus intereses particulares, sus solas ideas, incapacitados para convivir.

El paso de los años, queramos o no nos va alejando de esas actitudes infantiles de máximos egoísmos.

Los cambios biológicos más importantes, encontrados en nuestros cerebros que explicarían estos cambalaches hacia la mejor socialización, se han reportado en esas amígdalas.

Somos de la creencia que existe una ley de evolución unitaria, tanto en la naturaleza, como en la sociedad humana, estos cambios demostrados científicamente radican en esas avellanas en la profundidad cerebral, nos hacen abandonar ese egocentrismo, por una convivencia inteligente y emocional, nos hace seres más tolerantes.

Lamentablemente, nos sobran ejemplos de individuos cuya evolución ha sido aparentemente “incompleta”. Aprovechemos este tiempo de Pascua para trabajar en abandonar conductas egocéntricas. ¡Muy felices Pascuas!

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